¿Dónde radica la importancia de los juicios?
EDITORIAL – Será Justicia N° 60 (Mayo 2018)
¿Dónde radica la importancia de los juicios por crímenes de lesa humanidad?
Parece una obviedad plantear semejante interrogante. Para quienes trabajamos en estas instancias, se trata obviamente de importantes logros jurídicos, esperados durante décadas. En algunos casos, los juicios también constituyen derrotas particulares, lo que no impide que sigamos enfocando nuestro camino hacia Memoria, Verdad y Justicia. Ahora bien, a lo largo de este recorrido, pudimos ver otros aspectos que la sociedad fue resaltando.
Ya no son importantes sólo para las víctimas y sus familiares, también lo son para aquellos que pueden reconocer otra historia, otro país y de esa manera apropiarse de un sentido de “justicia” en disputa. Tomar parte de las movilizaciones para interpelar las leyes y las herramientas jurídicas desde los intereses y realidades de la sociedad civil es la forma de accionar cambios en lo que llamamos “la justicia”, que se conforma de un determinado sector del Poder Judicial con sus intereses y subjetividades, y las presiones políticas que ejerce el poder económico.
Los juicios por delitos de lesa humanidad son hoy una construcción colectiva. Aportan una nueva interpretación de la historia reciente –el mejor ejemplo de ello fue la reacción popular contra el intento de imponer el 2×1– y también de la justicia.
Con los juicios, se legitimó un trabajo de memoria que desarrollaron los organismos de derechos humanos junto a la sociedad, que fue acompañando e interpretando nuevos sentidos con los que podemos defendernos de estocadas manipuladoras de este gobierno, que intenta polarizar la opinión pública presionando al Poder Judicial e inventando enemigos que permitan reflotar nuevamente la teoría de los dos demonios, desterrada jurídica y legítimamente hace mucho tiempo.
Estos juicios han aportado a la sociedad civil una mirada crítica ante lo que se intenta mostrar como pos-verdad, una realidad tan cruenta e inaceptable que fue imposible imponer. Además, la ausencia de venganzas y de hechos violentos dejaron al descubierto que es posible llevar a cabo procesos sanadores sin chivos expiatorios.
Construir un camino impecable de instrucciones, querellas, tribunales, y lograr sentencias que no siempre fueron las esperadas, demuestra que hay un pueblo preparado para luchar contra la impunidad y las violaciones a nuevos derechos económicos y sociales que fueron alcanzados a lo largo de décadas, derechos que no estamos dispuestos a ceder.