Una violación sistemática de los DDHH
Por Mariano Saravia
Escritor y periodista. Magister en Relaciones Internacionales. Autor de los libros La sombra azul y El grito armenio, entre otros.
La pronunciada involución que experimentan hoy Argentina y la región tiene su punto de mayor impacto en la preservación de los derechos humanos, tema clave para el resto de la realidad social. Es en Suramérica donde se produjeron los mayores cambios políticos y sociales del mundo desde el inicio del siglo XXI. Y en Suramérica también viene avanzando una reacción liberal conservadora que apela a distintos métodos para recuperar el poder total.
En Argentina este cambio se dio por la decisión del pueblo en las urnas, y encima ratificada y potenciada en las últimas elecciones legislativas de octubre. Y esta derecha legitimada en las urnas, avanza como una topadora, contra los que preveían que su estrategia iba a ser más paulatina. En dos años entregó la Patria al poder financiero internacional, abrió desenfrenadamente las importaciones, transfirió sin pausa recursos de los sectores del trabajo a los sectores del capital concentrado, suspendió las paritarias, inició la destrucción del aparato productivo y favoreció la timba financiera y la especulación en todos sus modos. Un programa económico bastante parecido al de Martínez de Hoz en la dictadura. Y obviamente, ahora como entonces, es necesario un disciplinamiento social, para bloquear cualquier atisbo de protesta.
No hay un plan masivo y sistemático de violaciones a los derechos humanos, como en la dictadura genocida, pero sí hay un plan selectivo. Y el objetivo es el mismo: disciplinar socialmente a los argentinos para que acepten sin chistar esta nueva entrega de la Patria y del pueblo. El primer golpe selectivo fue el encarcelamiento de Milagro Sala y demás militantes de la Túpac Amaru. Tener presos políticos es un mensaje muy claro a los militantes sociales, sobre todo si son negros, pobres, indios y mujeres.
Luego, el decreto 70/2017 de Macri que modifica la ley migratoria, y que persigue y permite la expulsión arbitraria de inmigrantes. Abre la puerta a que cualquier antecedente penal sea motivo de expulsión en 48 horas, sin derecho a defensa. Pero un antecedente penal puede ser cualquier cosa: resistencia a la autoridad si a un policía no le gustó mi cara, una denuncia falsa por robo, lo que sea. Se está usando para expulsar selectivamente a peruanos, bolivianos y paraguayos que son incómodos o molestan, sobre todo si se meten en sindicatos u organizaciones sociales. Exactamente lo que propició Miguel Cané a principios del siglo 20 con su Ley de Residencia.
Ya bien entrado este año, el Régimen Macri- Durán Barba avanzó en instalar la discusión sobre algo que creíamos no podría discutirse más: los avances de los últimos años en materia de memoria, verdad y justicia. Lo hizo reinstalando el debate sobre la cantidad de desaparecidos, tirando la idea de la prisión domiciliaria e incluso del 2×1 para los genocidas. Esa también es una estrategia permanente y sistemática.
A mitad del año, nos dimos conque podíamos volver a tener desaparecidos en la Argentina. En el marco de una represión feroz al pueblo mapuche, desapareció Santiago Maldonado. Y estuvo desaparecido durante 78 días. Todavía hoy no está claro quién lo mató, pero sí la responsabilidad de Gendarmería en su muerte por ahogamiento, cuando él trataba de escapar a esa verdadera cacería humana.
En las últimas semanas lo del submarino San Juan, desaparecido en nuestras aguas. No voy a darles entidad a las infinitas teorías que circulan. Pero lo cierto es que esta tragedia le vendrá como anillo al dedo al régimen Macri-Durán Barba para actuar con los hechos consumados y conseguir lo que busca desde el mismísimo 10 de diciembre de 2015: instalar bases militares extranjeras en nuestra Patria.
La ‘doctrina del shock’, de la activista canadiense Naomi Klein, explica muy bien cómo una tragedia (puede ser natural o no) sirve para hacer tabla rasa y luego imponer lo que de otra manera no se podría. Es difícil para el régimen explicar públicamente por qué quiere dos bases militares de Estados Unidos, una en Iguazú y otra en Usuhaia. Pero ahora tendrá la excusa perfecta: como las Fuerzas Armadas están desfinanciadas, producto de ‘la pesada herencia’, para que no vuelva a pasar nada parecido a lo del submarino, aceptamos la ayuda generosa del Tío Sam que tendrá una (o más) base militar aquí.
El sábado 25 de noviembre, en otra muestra de este plan sistemático de violaciones selectivas a los Derechos Humanos, el régimen de Macri-Durán Barba, a través de una policía militarizada como el Grupo Albatros de la Prefectura, asesinó a otro mapuche: Rafael Nahuel, de 22 años. Un disparo por la espalda terminó cobardemente con su vida.
Lo que hay es una nueva Doctrina de la Seguridad Nacional en el continente. La de los años 50, 60 y 70 tenía como excusa el peligro comunista. Hoy nos dirán que el peligro es el narcotráfico y el terrorismo. Pero el objetivo es el mismo: disciplinar a nuestras sociedades y ocupar militarmente nuestros territorios.
Antes las violaciones a los derechos humanos eran masivas. Ahora selectivas. Antes la fuerza de choque eran los militares que se instruían en la Escuela de las Américas. Ahora las fuerzas de choque son los periodistas y los magistrados.
Hoy hay persecución política y proscripción en Argentina, pero también en Brasil y en Ecuador. Hoy hay represiones feroces en Argentina, pero también en Paraguay y en Uruguay. Hoy resurgen de sus cenizas los dinosaurios que ponen en tela de juicio a nuestros 30 mil desaparecidos, y llegan a reivindicar a los militares, con el discurso de que la democracia es corrupta. Pero también pasa en Chile, donde en las recientes elecciones José Antonio Kast sacó casi el 10 por ciento de los votos, con un discurso profundamente pinochetista.
Hoy Colombia tiembla de terror pensando que se puede repetir el genocidio político de los 80 contra la Unión Patriótica. Porque las FARC firmaron el acuerdo de paz, se desarmaron y se convirtieron en partido político, pero los paramilitares no dejan de asesinar a sus militantes, a campesinos y a dirigentes sociales.
Hoy Venezuela se desangra por la locura asesina de una derecha antidemocrática que al no poder terminar por las urnas con la Revolución Bolivariana, prefiere llevarse el país al mismo infierno. Hoy si en Venezuela tenés cara de negro y de chavista, corrés el riesgo de que te quemen vivo los que siempre fueron dueños de todo, incluso de la vida y de la muerte.
Esos son los que volvieron en toda la región. Esos son los que gobiernan en Argentina, los dueños de todo. Ellos mismos, ya no a través de sus emisarios o cipayos. Son ellos quienes componen el régimen Macri- Durán Barba. Los que en los 70 apelaron a un proceso de violaciones masivas a los derechos humanos y hoy en cambio, están aplicando uno de violaciones selectivas, pero con los mismos objetivos.
Nota publicada en el Será Justicia N° 59